No se sí los escraches son
una manifestación de puro nazismo, o de fascismo. O de comunismo, socialismo o
troskismo. O quizás de stalinismo o leninismo o marxismo. Incluso de chavismo o
madurismo o, quien sabe, de franquismo. Pero de lo que no me cabe ninguna duda
es que esta moda de joderle la vida al prójimo es un ejemplo de las actitudes
más antidemocráticas que recuerdo y de que están cerca de cualquier
totalitarismo. En teoría, la motivación de esas injustas manifestaciones es la
protesta de una Asociación en defensa de los desahuciados, o mejor dicho, en
contra de los desahucios. Pero en el fondo todo se reduce a perseguir a los
miembros del actual partido en el gobierno. Y digo yo ¿que tiene que ver un
alcalde con los desahucios. Qué puede hacer un simple alcalde para acabar con
la, por otra parte injusta, normativa reguladora de los desahucios? Pues creo
que rien de rien.
Pero es que se da la
paradoja de que los escraches están protagonizados por personas de determinada ideología
y sobe todo, de que se producen contra los miembros de un concreto partido
político, que es el que más está haciendo en pro de los perjudicados por los
desahucios, mientras que sus actores principales pertenecen o simpatizan con el
partido que nada hizo para evitar tamaña injusticia.
Y porqué creo que lo que en
principio es un derecho a la manifestación, lo cual esta claramente permitido
por nuestra Constitución Española, es una aberrante actitud antidemocrática?
Pues simplemente porque siempre he defendido que la libertad de una persona
tiene sus límites donde comienza la libertad de otra. O dicho de forma
diferente: un individuo puede llevar a cabo todo tipo de actividades siempre
que no conculque los derechos de otro. En su momento se definía así o de forma
parecida la diferencia que había entre libertad y libertinaje. Además, si mal
no recuerdo, para que legalmente se celebre una manifestación es necesario
tener un permiso gubernamental, del que supongo carecen el Sr. Verstrynge y
compañía. Pero es que aunque dispusieran de dicho permiso (que no creo que se
pueda conceder para manifestarse ante la puerta del domicilio familiar de un
político) lo que no tiene ni pies ni cabeza es montar el numerito mediático a
las puertas privadas de cualquier político, por haber cometido en gran pecado
de pertenecer al partido que intenta sacarnos del túnel en el que nos metieron
precisamente los que ahora azuzan a los manifestantes. Ver para creer. Pero es
que además, no es la primera vez que los segundos se manifiestan contra los
primeros. Esa "democrática" costumbre la estamos viviendo desde el
11-M y lo que realmente subyace en ella es que los unos no terminan de aceptar
los resultados electorales de los otros, de tal manera que quieren conseguir
vociferando en la calle lo que no hicieron en las urnas.
Ahora, ante la
generalización de estas actuaciones, el gobierno quiere regular o limitarlos,
con lo cual tampoco estoy de acuerdo, puesto que yo creo que ya está regulada
la prohibición de esas reprochables prácticas.
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