Ayer actuó en el
Gran Teatro de Cáceres un “artista” catalán, al que le da asco ser español.
Lejos de suspender su actuación, como pedían las entrañas de muchos, se ha
actuado con la cabeza fría y le hemos dado una lección de democracia. Yo además
es que estoy convencido de que esas afirmaciones estrambóticas las realiza este
señor para darse a conocer y para elevar el aforo de sus actuaciones, -falta le
hace-, y con ello, vivir de los que le dan asco. Evidentemente que yo no voy a
caer en la trampa y ni siquiera voy a pronunciar su nombre, pero sí he de
confesar que antes de esta polémica, ni había oído hablar de él. En eso, vaya
por Dios, se parece a Bale, si hombre ese que vale 100 “kilos”. Pues bien, en
el Gran Teatro pudo actuar, no hubo ni abucheos, ni manifestantes a las
puertas, ni reventadores del acto. Sí señor, una lección de libertad, que es lo
que a ellos precisamente les falta, que no pueden tolerar que en Cataluña haya
ciudadanos que se consideren españoles, como se demostró en la manifestación
celebrada la semana pasada.
Ahora bien, los
actuales mandamases de esa región española se están pasando de la raya. En vez
de luchar contra el paro e intentar hacer un poco más fácil la vida de sus
ciudadanos, están derrochando importantes cantidades de dinero público en pro
de su imposible cruzada. Con meridiana claridad lo dijo hace unos días el
Presidente del Grupo Planeta: “la independencia es imposible”. Y a
continuación, dio en el clavo al preguntarse quien pagaría las pensiones al día
siguiente de ser independientes. De lo que ahora se quejan con su grito de moda
(“España nos roba”), es que aportan mucho más de lo que se les da. Flaca
memoria, aparte de insolidaridad extrema, cuando no recuerdan las grandes
inversiones que su malquerida España ha llevado a cabo (AVE, Olimpiadas,
autovías, infraestructuras, etc).
Aparte de ello, los
dirigentes europeos ya le han dejado claro que las fronteras de la UE no se tocan y que en el más
que hipotético caso de que Cataluña dejase de ser España, no pertenecería a
Europa.
Independientemente
de ello, correspondería que los dos grandes partidos hasta ahora españolistas
(y digo hasta ahora porque uno de ellos se lo está pensando), hicieran unas
declaraciones conjuntas advirtiendo a los de la deriva soberanista que,
mientras alguno de ellos gobierne, no se va a permitir ni la independencia, ni
la consulta, simplemente por ser ambas contrarias a la norma suprema que nos hemos
dado.
Pero, como dice mi
amigo Juan, lo que habría que decirle a los Catalanes es que si abandonan
España, el Barça no jugaría la
Liga , lo que verdaderamente sería un cataclismo para ese club
que es todavía más. Qué harían entonces sus astros argentinos, brasileños y
albaceteños? Cuanto le pagarían las TVs por retransmitir el clásico con el
Mollerusa? Seguirían vistiendo esa horterada de camiseta-mantel?
Claro, que si todos
los culés que pululan por España hicieran una manifestación en contra de la
política independentista de su querido club catalán y juraran por Iniesta que,
hasta que la misma no cambiase, no volverían a gastarse un duro más que pudiera
revertir a las arcas azulgranas, otro gallo cantaría. Pero claro, yo lo
entiendo, bastante mal lo están pasando mis amigos Emilio, Jonás, Juan,
Esteban, José Antonio, incluso mis no amigos Guillermo y Juan Carlos, cuando
ven a su equipo del alma travestido con la Señera y a su desdichado presidente encabezando
manifas separatistas.
Por cierto, si a
algún catalán le da asco ser español, qué mala suerte tiene, porque va a estar
toda su vida asqueado.