Podría repetir esa
expresión tan manida de “la respeto pero no la comparto”, sin embargo sería
simplemente una manera suave de pronunciarme rotundamente en contra de la
sentencia del juez Pedraz (sí, ese al que han llamado pijo ácrata) por la que ha dejado irse de rositas a los
instigadores de las manifestaciones de la pasada semana que, en principio
pretendían rodear el Congreso de los Diputados, pero que todos sabemos que su
pretensión verdadera era entrar en el Parlamento y que para ello, habían hecho
acopio de adoquines, que el susodicho no relacionaba con los ataques llevados a
cabo contra los miembros de la policía.
No quiero entrar en
la dialéctica de si esos hechos pueden suponer un ilícito penal comparable con
otro tipo de asaltos al hemiciclo nacional, porque afortunadamente no es lo
mismo, ni siquiera aludir aquí a lo dispuesto en el art. 21 de nuestra Carta
Magna, que reconoce el derecho de reunión.
Lo que sí me
gustaría es alzar una lanza en favor de los sufridos vecinos de Madrid que
llevan ya, en los 276 días transcurridos de este año, más de 2000
manifestaciones. Eso, simplemente no
debería permitirse. Pongámonos en la hipótesis de que vivimos en el centro de
la capital de España y que día tras día tenemos cortados los accesos a nuestro
domicilio porque a determinada asociación, movimiento, sindicato o partido
político le ha dado por convocar una tras otra manifa. Yo soy de los que
siempre ha tenido claro que los derechos y libertades de unos deben terminar
allí donde empiezan los derechos y libertades de los demás, porque creo
sinceramente que en democracia, es posible gritar, chillar, reclamar,
manifestarse y huelguear sin que se tengan que vulnerarse los derechos de otras
personas. Esto es lo que supongo que pretende la Delegada del Gobierno en la Comunidad de Madrid, al
afirmar que el derecho de manifestación debería regularse en España. Y, si es
eso lo que pretendía decir, que cuente con mi apoyo total, si de algo vale.
Y, estando así las
cosas, no creo que fuese muy descabellado prohibir una manifa si sus convocantes
son los mismos que han protagonizado con anterioridad hechos violentos que
hayan alterado ese orden público, al que se refiere la
CE. Pero con Pedraz hemos tocado, él ha
exculpado a los protagonistas de la violencia callejera y, en su papel de
progre, recoge en su sentencia que la culpa es de lo políticos, a los que veja
e insulta sin necesidad, puesto que un juez debe limitarse a impartir justicia,
perdón a aplicar la ley, que no es lo mismo, y no a criticar a quienes las
promulgan, por muchos méritos que hayan hecho para ello.
No obstante mi
propuesta es que se regule no el derecho a manifestarse, sino los lugares donde
deban llevarse a cabo esos miles de ocupaciones de la vía pública. Esto que
puede parecer una “boutade”,creo que es lo más democrático posible, ya que
permitiría a los manifestantes ejercer sus derechos y, por otro lado, no
vulneraría ni obstaculizaría el derecho de los demás ciudadanos a su
residencia, a la libre circulación, al descanso, etc.
Y si queremos
compatibilizar el ejercicio de estos derechos de una forma pija, ácrata y
progre a la vez, propongo la construcción de un manifestódromo en las afueras
de Madrid. Ya sabes, Botella, te dejo que me copies, no tengo derechos de
autor. MADRIFESTODROMO YA!!!